En la actualidad, existen más de 500 aglomeraciones urbanas que superan el millón de habitantes; unas 70 ciudades del mundo sobrepasan los cinco millones de personas, 50 se encuentran por encima de los 10 millones y 2 ciudades (Tokio y Cantón) ya superan la barrera de los 30 millones, donde la megaurbe japonesa roza los 40 millones de habitantes.
Las ciudades latinoamericanas con mayor población son Ciudad de México (22, 2 millones), Sao Paulo (21,7 millones) y el Gran Buenos Aires (15,7 millones), donde sus habitantes, al igual que en cualquier aglomeración urbana, deben convivir con diversas problemáticas cotidianas, como la contaminación ambiental y vehicular, la seguridad pública y el acceso a los servicios, entre muchos otros.
Según nos explica Fernando Fajardo, Director del Departamento de Tecnologías de la Universidad Autónoma de Chile, este notable crecimiento urbano supone también hacernos cargo de los problemas que se generan en las megaurbes, para lo cual contamos con una potente aliada: la tecnología.
El concepto emergente de ciudades inteligentes o smart cities se refiere a un tipo de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad, que es capaz de responder adecuadamente a las necesidades básicas de instituciones, empresas y de los propios habitantes, tanto en el plano económico, como en los aspectos operativos, sociales y ambientales. Se basa en el uso intenso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en prestación de servicios públicos de alta calidad y calidez, seguridad, productividad, competitividad, innovación, emprendimiento, participación, formación y capacitación.
“Se estima que para el año 2050 la población del mundo superará los 9 mil millones de personas, lo que significará un incremento de 33%”, adelanta Fajardo, precisando que “en la actualidad, el 54% de los 7,3 mil millones que hoy somos viven en ciudades y, según el mismo estudio de la ONU de 2014, el 66% de esa población vivirá en zonas urbanas o derechamente en ciudades, debido principalmente a factores de eficiencia energética y sanitaria y, por supuesto, lo que ha sido parte del desarrollo de la humanidad, el agua, que será un factor determinante en el crecimiento urbano”.
En este escenario, el experto plantea algunas interrogantes. Por ejemplo: “¿qué ciudades estarán mejor preparadas para ese crecimiento, considerando una densidad que en algunos casos superará los 500 habitantes por kilómetro cuadrado?; ¿cómo será estacionar, usar los servicios públicos, acceder a la vivienda o simplemente pasear por las ciudades de la segunda mitad del siglo 21? Son muchas preguntas para los próximos 33 años y ya muchas ciudades comienzan a prepararse”.
Vivir en Santiago con las tecnologías disponibles
Nuestra capital podría albergar casi 10 millones de habitantes en el año 2050, razón más que suficiente para comenzar a atender estas preguntas y trabajar en soluciones innovadoras.
“Pongamos las cosas en perspectiva. Imaginemos Santiago de Chile como la metrópoli que hoy es, con los problemas que hoy tiene, con sus monumentales atascos de tránsito y dramas con el sistema de transporte público, en fin, con todos los problemas que hoy significa vivir diariamente en esta urbe. Agreguémosle ahora poco menos de 4 millones de personas más, o sea, que se sumarán a las que viven acá según el estudio de ONU. Vale decir, Santiago tendrá cerca de 10 millones de habitantes demandando lo mismo que usted y yo demandamos, estacionamientos, un lugar donde vivir, transporte público, entretención, seguridad y una larga lista de etc. ¿cómo será moverse en una ciudad así?”, plantea Fajardo.
“Con la aparición en los ‘70 de la domótica, para controlar los primeros servicios en edificios inteligentes en Nueva York, y con la masificación de la Internet en los ’90, para luego llevar el concepto integrado a artefactos domésticos o industriales (conocido como “Internet de las Cosas”), vemos en estas tecnologías los elementos claves para entender cómo se logrará resolver semejante problema que se avecina”, apunta.
Utilizar tecnologías como GPS (Sistema Global de Posicionamiento), AGPS (GPS Asistido además por antenas de celulares), Internet e Internet de las cosas (IoT Internet of Things), análisis de datos de gran volumen en tiempo real (Analytics BIG DATA), será fundamental para responder a las crecientes demandas de las urbes superpobladas.
Todos somos responsables
“Ciudades como Barcelona en España, Nueva York en Estados Unidos, Londres en Inglaterra, Niza en Francia y Singapur en Asia, son ejemplos de cómo usando tecnologías que hoy tenemos disponibles son capaces de hacer uso eficiente de los estacionamientos entorno a los edificios públicos de servicios, manejar el retiro de basura tanto domiciliaria como de oficinas, de modo eficiente y sin generar molestias en el tránsito, manteniendo un alto estándar sanitario, actuando cuando se necesita y no antes de ello, y mucho menos cuando se ha desatado una crisis sanitaria”, puntualiza.
Agrega otros ejemplos, como “manejar adecuadamente el flujo tránsito vehicular, peatonal y el de bicicletas, flexibilizando mediante los hábitos detectados y necesidades de los ciudadanos; el manejo adecuado de residuos industriales, detectando oportunamente brechas de seguridad tanto para las empresas así como para la seguridad y salud pública; el manejo de los servicios de alumbrado público, haciendo eficiente encendido en zonas donde se emplea efectivamente el alumbrado y dejando en stand by o con menor carga lumínica las que no la emplean, mediante detección de usuarios con dispositivos georeferenciados, mismo principio que se ve aplicado al interior de recintos públicos en materia de iluminación y calefacción”.
La pregunta es, ¿será posible hacer todo esto? “La respuesta es -concluye Fajardo- la tecnología existe y está disponible. Además, es ya hoy de costos accesibles, por lo que la verdadera interrogante ahora es quién dará el paso que inicien estos cambios en nuestras ciudades; ¿será el Estado el responsable de estos cambios; seremos nosotros los ciudadanos o serán las organizaciones comunitarias que llaman a hacer de las ciudades un mejor lugar para vivir?. Yo digo que en esto somos todos responsables”.