Un ambiente formativo diverso y enriquecido por experiencias de investigación, contribuye a formar profesionales más completos, capaces de mirar a su entorno de manera crítica, y propositivos a la hora de buscar soluciones a los problemas de la sociedad a partir del conocimiento.

El Programa de Iniciación Científica de la Universidad Autónoma de Chile, que ya tiene nueve años de desarrollo, busca precisamente contribuir a la formación de profesionales intelectualmente curiosos y creativos, capaces de cuestionarse la práctica y la tradición a partir de una aproximación sistemática al conocimiento.

La directora de Investigación, Dra. Ana Gutiérrez, explica que este objetivo es especialmente valioso en un contexto global de incertidumbre, en que la sociedad busca nuevas formas de relacionarse entre sí y con su medio; donde la tecnología supone oportunidades y amenazas, y el conocimiento enciclopédico da paso a las múltiples formas de creatividad, la capacidad de reflexión, adaptación y de mirar fuera de la caja.

“Esta iniciativa responde al interés de los alumnos en participar de actividades científicas con apoyo de tutores y a la necesidad de vincular de manera efectiva y sinérgica la investigación con la docencia de pregrado para estimular el pensamiento crítico”.

Recuerda que desde su primera convocatoria el año 2015, “el 50% los alumnos seleccionados y que han participado en el Programa de Iniciación Científica han presentado al menos un trabajo en un congreso, y el 18% cursa actualmente un programa de postgrado. Esto refleja cómo nuestros estudiantes están aprendiendo a aplicar la rigurosidad científica con espíritu crítico y de manera evidentemente muy creativa”.

Se trata, su juicio, de “una gran oportunidad que aprendan las virtudes del método científico, poder aplicarlo en los temas que los mueven y complementar los currículum académicos, incorporando aptitudes necesarias para el futuro laboral, y fomenta la investigación e innovación en todas las áreas del saber”.

Entre ellos, las energías limpias, el CoV-2, la síntesis de fitofármacos, el sobreendeudamiento, la inteligencia artificial y la seguridad alimentaria.

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