A más de un mes de la entrada en vigencia de la nueva Ley de Estacionamientos, los automovilistas no han quedado para nada indiferentes y han arreciado con fuerza las críticas al sistema, calificándolo de plano como “abusivo” en materia de cobros, al tiempo que surgieron las primeras indicaciones que buscan mejorar la normativa.
Sin embargo, los cambios abarcan desde la forma de establecer los precios hasta aspectos de seguridad para los centros comerciales y recintos médicos del país. Por ejemplo, los estacionamientos tienen dos opciones: cobrar por cada minuto utilizado o por tramo de tiempo, el cual nunca podrá ser inferior a 10 minutos y comenzará con un lapso inicial que no podrá ser inferior a media hora, la cual incluso puede ser sin cobro.
En caso de que el consumidor del servicio pierda su comprobante de ingreso, la compañía que ofrece el servicio deberá consultar sus registros para determinar el tiempo efectivo de uso del servicio. Es decir, quedan prohibidas las aplicaciones de multas o recargos al valor a pagar por extraviar un ticket.
Los establecimientos de salud, públicos y privados, no podrán cobrar por sus servicios de estacionamiento cuando éstos sean utilizados para acudir a servicios de urgencia o emergencia, o también por pacientes con dificultad física (permanente o no) para su desplazamiento.
Adicionalmente, en caso de robo, hurto o daños al vehículo, se entiende que las empresas que ofrecen el servicio de estacionamiento no adoptaron las medidas de seguridad adecuadas y, por tanto, deben asumir dicha responsabilidad.
El costo de la gratuidad
“Diversos actores han puesto en duda la nueva ley que regula el cobro de servicios de estacionamientos, especialmente si se avanzó en otorgar una mayor protección a los consumidores”, apunta el Director del Centro de Regulación y Consumo de la Universidad Autónoma de Chile, Dr. Sebastián Bozzo.
Explica que “lo que pretendían éstos era obtener una media hora mínima de gratuidad en el uso de estacionamientos en centros comerciales, llegando a dos horas en caso de haber comprado. Sin embargo, lo que más asombra es que algunos aún crean en la gratuidad de los servicios, pretendiendo por ley que los costos que significa en este caso el uso de un estacionamiento los asuma el proveedor del servicio y no quién se beneficia, llegando a considerar el uso de un estacionamiento como un derecho social”.
Siguiendo la misma línea, el académico señala que en ese caso “se hubieran adoptado los mecanismos necesarios para traspasar al consumidor la media hora gratis o inclusive las dos horas, como se pretendía por algunos, pero no por imposición legal, sino que por los ajustes que realizaría el propio mercado, por ejemplo, aumentando el precio de arriendo de los locatarios y, por ende, una posible alza de precio de los productos vendidos por estos”
Según explica, de acuerdo a las cifras que maneja el propio sector, el 60% de los consumidores que asisten a un mall lo hacen sin automóvil, “por lo que hubiese sido injusto que también se traspasara dicho costo a estos consumidores que utilizaron el transporte público para llegar a comprar”, enfatiza.
Para el Dr. Bozzo, los beneficios de esta nueva ley saltan a la vista: cobro por uso real, es decir, sin derecho al “redondeo al alza”, se elimina el castigo por pérdida de ticket y gratuidad para quienes asisten a urgencia a un servicio de salud o tengan dificultad física para su desplazamiento.
Sobre la obligación del proveedor de responder por los daños ocasionados, recordó que “nuestros tribunales ya imponían este deber a las concesionarias, sin embargo, la ley introduce regulaciones que por un lado imponen responsabilidad, pero por otro evita los abusos de los consumidores”.
Sin embargo, advierte que “estos beneficios han quedado empañados por el alza de precio que han experimentado la mayoría de los estacionamientos. El sentir y entender ciudadano es que esta ley es un abuso y que favorece a las empresas proveedoras”.
Al respecto, el investigador UA señala que “lamentablemente nuestros legisladores no quisieron tener en cuenta la advertencia de esta regulación y sus efectos en los precios para los consumidores”, subrayando que “era previsible que los precios subieran, aunque no existía claridad de cuanto iban a subir. Pero si se imponen mayores exigencias o se cambia la estructura de cobro de precios, claramente para algunos el precio del estacionamiento será más alto”.
Sobre este punto, aclara que el precio no ha subido para todos, sino que para ciertos consumidores que ingresan por periodos de tiempo más prolongados. “Éstos terminan pagando más, ya que los consumidores que están por menos de media hora, pagan menos, puesto que ahora se les cobra por minutos y no se les redondea el precio hacia arriba. De esta forma, si estoy 10 minutos antes pagaba alrededor de 500 pesos, en cambio hoy en muchos estacionamientos el consumidor paga la mitad e incluso menos”, asegura.
En este contexto, el Dr. Bozzo advierte que en los últimos días se han presentado 5 iniciativas de ley que vuelven al ataque y pretenden reestablecer lo que pretendía el proyecto original: gratuidad para la primera media hora y, en el caso de comprar, extenderla hasta las 2 horas.
“Al parecer algunos de nuestros parlamentarios no entienden aún los efectos que puede tener la regulación en ciertas áreas y, en especial, cuando se pretende cumplir con ciertos slogans políticos como la gratuidad. Como ya señalamos, al final siempre alguien debe pagar y esta vez, como dice el dicho popular, quien pago fue “MOYA”, lo que pasa es que ahora “MOYA” en Chile tiene automóvil”, concluye el académico.