El pasado martes 20 de agosto estuvo de visita en la Universidad Autónoma la editora argentina Lupe Sendra, coordinadora editorial del proyecto “El Gato y La Caja”, en el marco de la ceremonia del Premio Cultura Científica 2024. En esta primera versión, se galardonó a los mejores libros de divulgación científica publicados en nuestro país durante el 2023, participando en total 25 textos, de 13 editoriales y en dos categorías: público infantil/juvenil y público adulto.

El equipo organizador, compuesto por el Centro de Comunicación de las Ciencias y Ediciones Universidad Autónoma de Chile, invitó a Lupe Sendra a participar de la mesa “Convergencias Creativas para la Divulgación Científica”. En su visita, esta destacada editora detalló la labor de comunicación científica que cumple “El Gato y La Caja”, con un equipo que pasó de tres a más de veinte personas en pocos años.

Fundado por dos biólogos y un diseñador visual, “El Gato y la Caja” es un proyecto que tiene la visión de la ciencia y el diseño, aprovechando las plataformas digitales para generar lenguajes amables y cercanos a las personas. En Instagram, por ejemplo, cuentan con más de 300 mil seguidores y una comunidad entusiasta que los sigue desde hace más de una década.

¿Cómo comenzaron con la editorial?, ¿cuál fue el origen? 

Empezó como proyecto antes que como editorial. Inició con un tuit y durante un tiempo se mantuvo como una cuenta de comunicación científica, siempre utilizando el humor y el ingenio como herramientas de comunicación. Así se fue armando una comunidad que creció orgánicamente. Se hizo después una página web, que se actualizaba con notas, hasta que se creó el primer anuario que compiló las notas de 2016. Eso se financió con crowdfunding. Había una comunidad que quería que el proyecto funcionara y ese modelo se replicó durante tres años. 

Después, en 2017 editamos Un libro sobre drogas, que fue la primera apuesta editorial fuera del blog. Fue creciendo la cantidad de lanzamientos paulatinamente. En 2018 publicamos Pensar con otros, un libro sobre posverdad, haciendo eco de los temas que estaban en la conversación global y local. A partir de la pandemia nuestra comunidad creció mucho, porque había mucha necesidad de darle un marco de sentido a lo que nos estaba pasando. También hicimos un podcast que durante mucho tiempo fue diario, para acompañar ese momento tan duro con datos de calidad. En 2021 ya se consolida el proyecto editorial.

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¿Cómo trabajan las temáticas científicas y cómo las llevan a un formato amigable con los lectores? 

Creo que la palabra clave es la interdisciplinariedad. Me parece que el caso más prototípico es nuestro libro Clima, sobre el cambio climático, porque justo es un tema bastante denso desde todas las perspectivas. Primero porque habla de algo que en general no queremos ver, segundo por la cantidad de variables que se entrecruzan, las causas, el diagnóstico, lo propositivo, y dentro de cada una hay más aristas, datos muy duros, entonces ahí es la interdisciplina lo que puede ayudar. Hay un consenso científico muy claro en este tema, entonces la idea era hacer la información accesible y atractiva mediante las herramientas del diseño.

En la divulgación científica se habla de distintos conceptos, se dice  “transformar el conocimiento”, “traducir el conocimiento”, y también “acercar la ciencia a la gente”, en el sentido de construir un puente entre las personas y la ciencia. ¿Cuál es el concepto que más les acomoda como proyecto?

Creo que nuestro concepto es compartir. Cuando hablas de compartir estás pensando en el otro y el otro puede ser distinto, puede ser un estudiante de secundaria, un par, un emprendedor, y siempre cuando compartes algo piensas qué le va a servir a la otra persona. Creo que nosotros tenemos mucho esa perspectiva. También tiene que ver con la generosidad que intentamos tener presente, sobre todo por la finalidad de lo que hacemos. Lo más importante es que haya un otro que te esté escuchando y poder hacer red con ese otro.

Durante los últimos años en Chile se ha hablado de un boom de divulgación científica. Lo vimos también en la convocatoria del Premio Cultura Científica. ¿Cómo sientes que es el panorama en Argentina?, ¿hay editoriales que trabajen temas similares a los suyos?

Hay cosas muy buenas para infancias y de comunicación científica. Está la editorial Iamiqué, que es muy interesante y muy fuerte. Después hay editoriales cercanas, con las que podríamos compartir parte del catálogo. Siglo XXI tiene cierta visión del mundo compartida, en nuestra parte más ensayística. Después hay mucho en otros medios, en streaming, comunicación de ciencia, programas de televisión, podcast, hay una voluntad de comunicar ciencia. Creo que “El Gato y La Caja” tiene un entrecruce que lo hace muy particular, y hay un ecosistema alrededor del que nos nutrimos. De hecho, hemos trabajado con muchas personas de otras editoriales y proyectos, pues en algún momento te cruzas.

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¿Para ustedes es importante el proceso de investigación? ¿Aparece el tras bambalinas en sus textos?

Sí, es lo que más nos interesa. Nosotros siempre trabajamos con una hipótesis. Nuestros libros son de ciencia pero también son con ciencia, siempre tienes alguna hipótesis del tinte ensayístico. Hay una mirada autoral y necesitamos autores con insight del mundo.

Por último, ¿crees que los científicos que hacen divulgación se pueden retroalimentar en su quehacer científico?

Creo que sí. Narrar y escribir son maneras de explorar temas. Creo que un científico cuando escribe se transforma momentáneamente en un escritor, y explora un tema, y esa exploración le debe abrir muchas preguntas al estar hablando con un otro, aunque sea un otro imaginado. Desde el lugar de la pregunta de investigación seguramente la escritura es una herramienta muy rica para explorar algo, para avanzar en la investigación. También creo que los científicos son personas curiosas y están enamorados de lo que investigan.

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