Hay muchas razones por las que una persona o un grupo familiar migra dentro de su mismo país: un mejor empleo, más calidad de vida o el acceso a determinados servicios que en su lugar de origen no están disponibles. Pero también por sequías y precipitaciones extremas.

En Chile, la migración interna debido a condiciones climáticas adversas ya es una realidad. Monte Patria, en la región de Coquimbo, fue la primera comunidad donde el desplazamiento debido a la falta de agua fue documentada por Naciones Unidas. Se estima que 5 mil de sus 30 mil habitantes, dedicados en su gran mayoría a labores agrícolas, dejaron la localidad para trasladarse a ciudades intermedias.

“En una sociedad global, las problemáticas medioambientales deben ser compartidas y tratadas colaborativamente”, explica el profesor Dr. Hernán Riquelme, investigador del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la Universidad Autónoma de Chile.

Planificación estratégica

Otros ejemplos de emergencias por desastres naturales son los incendios en Valparaíso durante el verano recién pasado y los asentamientos humanos que resultaron inundados durante el invierno en la región del Maule. Asegura que en casos como estos “se ven replanteadas las formas de vida de muchos habitantes de territorios urbanos y rurales”.

“Estos desplazamientos forzosos -añade- implican repensar los modelos políticos tradicionales. Por ejemplo, ya no sólo se trata de migrantes internacionales que persiguen una mejor calidad de vida en el país de destino, sino que también de nacionales que han disminuido su calidad de vida debido a las consecuencias de un crecimiento económico sostenido pero sin control ético, que impacta negativamente en la vida cotidiana generando muchas veces desplazamientos forzados dentro del propio territorio nacional”.

La escasa regulación medioambiental a juicio del académico “está llevando a que miles de habitantes de la ruralidad deban dejar sus territorios de origen debido a factores como el aumento de la pobreza y la menor calidad de vida”.

En este escenario, sostiene que “los principales desafíos implican la creación de políticas públicas y sociales que integren la planificación estratégica de los sectores productivos con la protección del medio ambiente y las necesidades de la población”.

Hacia un enfoque multidisciplinario

El Dr. Riquelme subraya que las universidades juegan un rol crucial en promover la ciencia y conectar con la sociedad, por lo que no deben quedarse al margen de la discusión sobre las necesidades sociales.

“Mediante la investigación y la enseñanza, se puede ayudar a detectar, prevenir y abordar problemas relacionados con el cambio climático y la migración. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas son fundamentales para avanzar hacia sociedades más inclusivas y equitativas, abordando tanto la migración interna como internacional”.

El Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (IIDS) destaca precisamente por su enfoque interdisciplinario. “Alberga a investigadores provenientes de las ciencias sociales y naturales interesados en producir conocimiento científico de alto impacto que se hace cargo de la realidad presente y futura de nuestros territorios”.

Adicionalmente, existen diversos proyectos que permiten al IIDS conectar con las comunidades, en un trabajo de posicionamiento de la sostenibilidad y sustentabilidad a nivel local, donde todos los actores sociales son relevantes en la toma de decisiones. 

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