María Victoria Arrellano
Egresada de Auditoría e Ingeniería en control de gestión
Sede Talca
Actualmente, me encuentro trabajando en la Fundación Avina, una organización dedicada a generar un impacto positivo en comunidades rurales. Mi rol es consultora programática, apoyando proyectos de emprendimientos, tanto formalizados como no formalizados. Mi trabajo no solo se enfoca en los modelos de negocio, sino también en áreas clave como la acción climática, la migración y el futuro del trabajo, todos alineados con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. El impacto de mi labor radica en el relacionamiento con las comunidades, brindando consultorías que permiten que los proyectos se ejecuten con criterio y éxito.
Elegí estudiar en la Universidad Autónoma de Chile porque desde el principio sentí que priorizaban a los estudiantes. Siempre me sentí acompañada por los docentes, quienes no solo me brindaron una sólida formación técnica, sino también un profundo apoyo en el desarrollo de mis competencias blandas. La cercanía de la universidad, junto con su preocupación por los valores humanos y el liderazgo, fue fundamental para mí, ya que es un aspecto que siempre me ha apasionado. La Autónoma me impulsó a seguir creciendo en esa dirección con la ayuda de grandes mentores.
Lo que más destaco de mi experiencia académica en la Universidad Autónoma fue la autonomía que me brindaron para desarrollarme, sin dejar de lado el acompañamiento humano. El enfoque en el factor humano fue crucial en todo lo que hacíamos, y esto me permitió conocer diferentes realidades y comprender las necesidades de las comunidades. A través de la academia, pude ofrecer soluciones a esas comunidades. También destaco el énfasis en el liderazgo y la comunicación, competencias que pude desarrollar al máximo y que han sido clave en mi trayectoria profesional.
La Universidad Autónoma no solo me entregó herramientas técnicas, sino también habilidades prácticas que han sido esenciales en mi desarrollo profesional. Tuve el privilegio de contar con mentores que eran grandes líderes, lo que me inspiró a convertirme en una líder también. Hoy en día, no me siento perdida ni rechazada por mi forma de expresarme, ya que todo fue parte de mi crecimiento profesional. La calidad humana del cuerpo docente y el profesionalismo dentro de la universidad me han abierto más puertas de las que imaginé. No soy un número más; soy parte de una comunidad que me acompañó durante todo el proceso de formación y que sigue impactando mi desempeño laboral actual.