Un reciente estudio de la consultora internacional de recursos humanos Randstad, arrojó que durante la actual pandemia una cantidad significativa de trabajadores ha visto alterada su salud mental con el empleo a distancia, el temor a ser desvinculado o a contagiarse.
Así aparece el síndrome de burnout, trastorno emocional vinculado con el estrés laboral crónico que se expresa en un estado de agotamiento emocional, una sensación de ineficacia y de no hacer adecuadamente las tareas.
Para el doctor y postdoctor en Psicología Social y Psicología de las Organizaciones por la Universidad de Valencia, España, y profesor de la carrera de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile en Santiago Víctor Olivares, no existe consenso absoluto respecto de si se trata de una enfermedad o de un factor predisponente de una patología.
“Hay un componente psicosocial. La presión del entorno en ocasiones genera un deterioro cognitivo, emocional y actitudinal como el cansancio, la percepción de baja autoeficacia y la despersonalización, de evolución lenta y progresiva”.
Las investigaciones no han evidenciado diferencias significativas al analizar la prevalencia según el género, pero sí sugieren que las mujeres tienden a percibir de forma más intensa el estrés.
“Hay muchas formas de estudiar el burnout y una de ellas es la clínica. Los psicólogos han determinado algunas características importantes que podrían predisponer a los factores psicosociales, como las personas empáticas, perfeccionistas, de baja autoestima o idealistas”.
A juicio del profesor Olivares, debe ser considerado dentro de las enfermedades ocupacionales y parte de las variables del bienestar al interior de las organizaciones, sobre todo en profesiones