Valentina Fernández
Egresada de Química y Farmacia
Sede Talca

¿Dónde estás trabajando y qué impacto tiene donde te desempeñas?
Actualmente trabajo como encargada de la farmacia comunitaria en el Departamento Comunal de Salud de San Javier y también apoyo en el CESFAM y en postas rurales. Mi rol tiene un impacto directo en la comunidad, ya que soy un puente entre el sistema de salud y las personas. Promuevo el uso racional de medicamentos, resuelvo dudas y ofrezco orientación personalizada, contribuyendo al bienestar de los usuarios y fortaleciendo la relación entre ellos y el sistema de salud.

¿Qué te inspiró a estudiar Química y Farmacia en la Universidad Autónoma de Chile?
Desde pequeña siempre me atrajo la ciencia, especialmente la química. Aunque inicialmente pensé en estudiar Pedagogía en Química, pronto me di cuenta de que podía combinar mi amor por la ciencia con mi vocación por la salud. Esta pasión fue inspirada por mi madre y mi abuela, ambas profesionales del área, quienes me mostraron el impacto que puede tener el trabajo en salud. Decidí seguir ese camino, enfocándome en la ciencia y cómo aplicarla para ayudar a las personas.

¿Cuáles fueron los aspectos más destacados de tu experiencia académica en la Universidad Autónoma de Chile?
Mi paso por la Universidad Autónoma de Chile fue transformador. Participé en tutorías, ayudantías y colaboré en procesos de titulaciones y matrículas, lo que me permitió fortalecer mis conocimientos y habilidades organizativas. También tuve la oportunidad de participar en talleres, capacitaciones y un intercambio internacional que amplió mi visión profesional. Uno de los momentos más significativos fue recibir la beca del Dr. Simi; un reconocimiento que impulsó mi compromiso académico y mi esfuerzo.

¿Cómo sientes que influyó haber estudiado en la Universidad Autónoma de Chile en tu desempeño laboral actual, más allá de lo académico?
Lo que más valoro de mi formación en la Universidad Autónoma de Chile es la manera en que me preparó para entender el impacto humano de mi profesión. Aprendí a desarrollar habilidades claves como la empatía, la resiliencia y la capacidad de adaptación, que son fundamentales en mi trabajo diario. La Universidad me brindó una visión integral, donde no sólo se trata de medicamentos, sino de cómo el trabajo en salud puede transformar vidas y generar confianza en la comunidad.

Una lección para el futuro
Mi historia es un ejemplo de cómo la vocación y la formación adecuada pueden ser motores de cambio, no sólo para el profesional sino para la comunidad en general. Química y Farmacia es una carrera que combina pasión, conocimiento y un profundo compromiso con el bienestar de las personas, ¡una fórmula poderosa para transformar el mundo!

Compartir en