Las Naciones Unidas declararon el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica, para aumentar la comprensión y la conciencia sobre las cuestiones relacionadas con la biodiversidad. En esta fecha, los microorganismos plantean un desafío. Son omnipresentes, desde la tierra, el agua y el aire, en el microbioma de las plantas o los animales. No podemos verlos y lo único que podemos hacer es captar la estera de biopelícula que forman, lo que los constituye como cianobacterias, microalgas, bacterias, arqueas u hongos. Y a menudo lo que no podemos ver, sigue siendo en gran medida desconocido para el mundo exterior.            

Si profundizamos en el mundo invisible de los microorganismos, podemos entender cómo están interconectados con la salud planetaria y la salud general de los ecosistemas. Cómo sobreviven, se adaptan y prosperan en los entornos hostiles, en las fumarolas burbujeantes y calientes, en el hielo polar, o en los salares y las aguas termales. En todos estos lugares desempeñan un papel clave para los ciclos biogeoquímicos de nuestro planeta. Sin embargo, miles de millones de años de diversidad microbiana se ponen en peligro con el calentamiento global, la contaminación, la acidificación de los océanos, la salinización del suelo y la pérdida de especies.

            Chile posee alrededor de 30 mil especies de flora y fauna, de las cuales el 25% son endémicas, siendo un punto crítico de biodiversidad global. Si bien el enorme contraste geográfico del país atrae a personas de todo el mundo, la fragmentación del hábitat y su pérdida, la sobreexplotación, las especies invasoras y la contaminación y el cambio climático afectan esta biodiversidad.  Si bien la pérdida de biodiversidad de plantas y animales está bien documentada, el desierto de Atacama, las aguas termales, fumarolas, salares, la Patagonia, los fiordos de las regiones subantárticas, las montañas de gran altitud y los lagos de Chile, que son laboratorios de microbiología natural con una enorme riqueza de microorganismos, no están suficientemente identificados. 

Conservar la diversidad microbiana es importante, porque si no lo hacemos es muy probable que cada día reduzcamos más nuestras posibilidades de identificarla. Lo mismo sucede con las funciones de los microorganismos en la metabolización de nutrientes, necesarias no solo para el equilibrio de toda la vida en la tierra y en el océano, sino también por su importancia biotecnológica. La secuenciación de la próxima generación se está acelerando, permitiendo la caracterización de comunidades microbianas. En este contexto, los sistemas de inteligencia artificial (IA) podrían escanear de manera eficiente grandes datos de microbiomas para ayudar a comprender las poblaciones microbianas y sus funciones. 

A nosotros, como microbiólogos, nos encanta ver lo que no se ve y conocer lo desconocido, pero, ¿hasta qué punto pretendemos profundizar en ello? ¿Cuánta divulgación hacemos sobre la importancia de la diversidad microbiana y su conservación? ¿Cuánta biodiversidad de microorganismos hay en ambientes extremos donde la logística es limitada? ¿Cuánto queremos realmente ver lo que no se ve? El cambio climático es una tema urgente y apremiante que afecta a toda la vida en la Tierra. Los microorganismos, al ser los organismos más abundantes y diversos de la Tierra, deben considerarse en los modelos, políticas e innovaciones para abordar el cambio climático; eso lo que queremos focalizar en el Día Internacional de la Diversidad Biológica.

Dra. Aparna Banerjee, Académica del Instituto de Ciencias Aplicadas de la Universidad Autónoma de Chile

Compartir en