En un establecimiento educacional de la zona sur de Santiago hay más de 70 estudiantes de Pedagogía en Educación Física reparando salas y exteriores, para que los escolares tengan un mejor lugar donde estudiar. La jornada termina con un pulmay, en el que comparten alumnos, profesores y académicos.
No se trata de una jornada de trabajo voluntario, ni una actividad social después de un temporal. Es parte del programa curricular de la asignatura Danza Folclórica en la Universidad Autónoma de Chile, desde donde el profesor Carlos Flores apuesta a recontextualizar las tradiciones chilenas, haciéndose cargo de su preservación y difusión en los colegios en que se insertarán los futuros profesores una vez titulados.
Los contenidos de sus clases exceden con creces al baile como expresión cultural y se enfocan en la representación de fenómenos sociales. “El folclor es el saber del pueblo. Cuando llora, tiene un pesar o está en situaciones extremas, es cuando se pone a bailar y surge todo el trasfondo cultural”, sostiene.
Cueca con sentido
Desde las mingas hasta una rogativa; desde la cueca chora hasta el velorio de un angelito. “En mi clase buscamos que los alumnos comprendan cómo surgen y evolucionan las tradiciones y, finalmente, sean capaces de enseñarlas a los escolares”, recalca.
A su juicio, el folclor está hoy descontextualizadol, porque “ya no se habla del ‘roto’ chileno, de lo indígena. Hoy la cueca, por ejemplo, se reproduce sólo como una coreografía, sin una carga emotiva”.
Una de las actividades que organiza con sus estudiantes es la minga, característica de la zona sur de Chile. “Vamos a un colegio, reparamos lo que haya que arreglar y luego bailamos. Otras veces, hacemos un velorio del angelito, en el que los enfrento a un féretro blanco donde cada uno deposita algo de lo que quiere despojarse: un sentimiento triste, una pena, y luego bailamos la ‘cueca sola’”.
De esa forma, Flores hace que experimenten el folclor, comprendan sus orígenes y significados. Un folclor “más humano”, asegura.
Uno de los ejes formativos de Pedagogía en Educación Física en la Universidad Autónoma de Chile es su vinculación con las tradiciones y la enseñanza de la cultura.
A eso responde la inclusión de Danza Folclórica en su malla curricular: “entregar al futuro docente las herramientas que le permitan reproducir esos conocimientos en su ejercicio profesional”, con énfasis en las manifestaciones más populares.
Así lo indica su director, magíster Luis Araya, quien agrega que de esa manera asumen un rol no sólo como formadores sino como promotores de la cultura: “Queremos que conozcan el folclor de las distintas zonas geográficas y el espacio humano que los conforma: los juegos típicos, sus comidas, instrumentos musicales, vestuarios, mitos y leyendas. Que valoren las costumbres, porque sólo así pueden enseñarse después a los niños y adolescentes”.
El folclor es, al final del día, una herramienta pedagógica potente y dinámica pues –asegura- mejora la calidad de la enseñanza, forma ciudadanos conscientes de su historia y comprometidos con el futuro de sus comunidades.
Y, además, evita su desaparición como palabra y práctica.
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