“El único candidato que puede conversar con 45.000 electores al mismo tiempo y formular políticas basadas en lo que se acaba de discutir. Estamos reinventando la democracia”, dice la portada del sitio web de “AI Steve”, un avatar diseñado con inteligencia artificial (IA) y que representa a Steve Endeccot, quien busca representar a la localidad de Brighton en el Parlamento inglés.

El objetivo, según explica Endeccot -quien es empresario y tiene su propia tecnológica llamada Neural Voice- es conocer mejor las necesidades de los ciudadanos británicos para poder adaptarlas a sus políticas. Y efectivamente, a través del sitio web, el político puede estar disponible en todo momento para los ciudadanos.

“¿Alguna vez ha intentado reunirse con su parlamentario? Lleva meses e invariablemente hay que acudir a ellos. Sin embargo, AI Steve no entiende de vacaciones, está disponible en Navidad y en cualquier festivo del año. Siempre listo para hablar con los ciudadanos”, explica, agregando que esas conversaciones son revisadas posteriormente por Endeccot y su equipo, y que las estudian con el objetivo de encajarlas en su programa.

La idea ha generado debate, sin duda. Para la investigadora y académica de la Universidad Autónoma, Dra. Isabel Cornejo, una ventaja de esta idea es que “la IA como herramienta parlamentaria posee el potencial de mejorar los procesos de automatización de tareas administrativas, el trabajo intersectorial, mejorar la transparencia y la rendición de cuentas, facilitando la participación y fortaleciendo la democracia participativa”.

Sin embargo, la Dra. Cornejo advierte dos principales preocupaciones. Primero, cree importante que se respete la privacidad y libre expresión de las personas que participan, ya que “así podrían tener la confianza de que sus inquietudes realmente sean escuchadas y gestionadas”. En segundo lugar, menciona que “la antropomorfización de la IA, pensar que es un humano porque vemos imágenes o voz con forma humana, puede llegar a confundir y comprometer la percepción de que la IA es solo una tecnología”, explica.

Por último, la directora del Grupo de Estudios en IA, Metaverso, Neuroderechos y Neuroética de la U. Autónoma, explica que esta iniciativa podría replicarse en Chile, siempre y cuando “se respeten los derechos fundamentales de las personas, especialmente la privacidad y la libertad de expresión. Se trataría de una sofisticación de las plataformas que ya se utilizan por los candidatos, como redes sociales para tener una presencia y mayor comunicación con la ciudadanía en el espacio digital”.

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