Por Yasna Palmeiro y Rocío González, asesoras del Programa «Gea: Salud Planetaria».

Los seres humanos siempre han mantenido una estrecha relación con el medio ambiente, principalmente porque el entorno nos ha proporcionado recursos necesarios para sobrevivir. Sin embargo, esta relación no ha sido unidireccional, ya que las acciones humanas han tenido importantes consecuencias para el medio ambiente. Un ejemplo significativo de esta relación es la Revolución Industrial.

Esta revolución permitió a los humanos mejorar y acelerar los procesos de industrialización y fabricación de bienes, además de avanzar en los sistemas de transporte y comunicación, en las fuentes de energía, crecimiento económico, mayor acceso a atención médica y mejoras agrícolas, entre otros. Sin embargo, estos avances ocurrieron no solo por la inteligencia humana, sino también porque el medio ambiente nos proporcionó importantes recursos como carbón, agua, petróleo y tierras fértiles. Una de las muchas consecuencias negativas de esta revolución mediada por el ser humano fue la contaminación ambiental, debido al uso de combustibles fósiles como fuente de energía.

Los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo crudo y el gas natural, tienen un alto contenido de carbono; por lo tanto, cuando se utilizan en procesos industriales, liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, siendo este un potente gas de efecto invernadero (GEI).

La Figura 1 muestra la concentración de tres gases de efecto invernadero: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso desde hace 2000 años. Como se puede observar, la concentración de estos gases estuvo relativamente estable durante la mayor parte del tiempo, sin embargo, desde 1900 aproximadamente en adelante, estas concentraciones aumentaron drásticamente.

PF 2.1 Figura 1

Figura 1. Concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O) desde 2000 años atrás. Fuente: IPCC Cuarta Evaluación: Cambio climático 2007

Ahora, ¿cuál es el problema con el CO2? Bueno, primero debemos entender el efecto invernadero. En términos muy simples, la temperatura en la Tierra es, en promedio, de 15°C, y esto se debe a que la Tierra está rodeada por la atmósfera, que contiene GEI como vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, ozono, entre otros. La Figura 2 explica cómo se produce el efecto invernadero y cómo se intensifica con los niveles aumentados de CO2. La radiación solar llega desde el Sol a la Tierra, y parte de ella calienta la Tierra. Luego, parte de la energía absorbida por la Tierra se vuelve a irradiar al espacio; pero los GEI atrapan parte de esta energía que se re-emite a la Tierra, permitiendo una temperatura global de 15°C.

Sin embargo, el problema con el CO2 comienza cuando su concentración aumenta; por lo tanto, la capa de GEI se vuelve más gruesa. La misma cantidad de radiación solar llega a la Tierra, y casi la misma cantidad de energía se reemite. Sin embargo, esta capa más gruesa de GEI atrapa más calor y menos escapa al espacio. Como resultado, la Tierra se calienta, un fenómeno que se llama calentamiento global.

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Figura 2. Efecto invernadero (izquierda) modificado por GEIs (derecha). Fuente: Silva, I., Palmeiro, Y. Capítulo 8 “Cambio Climático y Salud” en libro “Salud Global. El escenario actual y perspectivas a futuro”, 2023.

Según estudios paleoclimáticos, el aumento de las temperaturas superficiales de la Tierra está directamente relacionado con la cantidad de CO2 atmosférico. Sin embargo, todo el calor atrapado en la atmósfera está afectando al sistema climático en su conjunto (atmósfera, hidrosfera, litosfera, criosfera y biosfera), y además, las concentraciones más altas de CO2 han estado promoviendo la acidificación de los océanos, la lluvia ácida, cambios en los rendimientos de los cultivos, entre otros. En conclusión, con respecto a todas estas perturbaciones observadas en el clima global, es evidente que estamos enfrentando un cambio climático en este preciso momento.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han definido el cambio climático como «una variación estadísticamente significativa en el estado medio del clima o en su variabilidad, persistente durante un período prolongado (décadas o más)». Además, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) ha definido el cambio climático como «un cambio de clima que se atribuye directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural observada en períodos de tiempo comparables».

Por lo tanto, algunas ideas clave sobre el cambio climático son: Es una variación significativa del clima a lo largo de décadas. Se atribuye a la actividad humana. Está ocurriendo en la actualidad.

Los cambios en el clima han causado diversos impactos globales en los sistemas naturales y humanos. El cambio climático ha estado modificando los patrones de precipitación y alterando los recursos hídricos, así como los patrones de migración de especies terrestres y marinas. Además, algunos estudios han sugerido que el cambio climático puede influir en la salud de la población y exacerbar las desigualdades existentes.

Debido a eventos climáticos extremos como olas de calor, cambios en los patrones de precipitación, sequías, etc., la población puede experimentar más enfermedades respiratorias, enfermedades relacionadas con el calor y fallas cardiovasculares, como infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Además, el cambio climático puede influir en la variación de patrones de enfermedades transmitidas por el agua y vectores, aumentando el riesgo de malaria, dengue y enfermedades diarreicas en algunas partes del mundo. No obstante, estos impactos relacionados con la salud no se distribuyen de manera equitativa en todo el mundo, ya que los determinantes sociales de la salud modifican el efecto del cambio climático. En otras palabras, las personas más vulnerables, como niños, ancianos y personas que viven en países de bajos ingresos, son las más afectadas.

Según todas las evidencias expuestas anteriormente, sabemos que el cambio climático está ocurriendo ahora y está afectando principalmente a las personas más vulnerables del mundo. También sabemos que el cambio climático no ha ocurrido por arte de magia, ha sucedido debido a la actividad humana. Nuestros patrones de consumo de alimentos, transporte, uso de energía, gestión de residuos, entre otros, han estado liberando toneladas de CO2 a la atmósfera cada año, por lo que ahora debemos tomar medidas para intentar resolver el problema. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto pasar de sistemas de transporte y energía ineficientes al uso de energía limpia, transporte y sistemas alimentarios sostenibles y dietas saludables.

Ahora, para tomar acciones efectivas, debemos conocer qué significa transporte sostenible o alimentos sostenibles. El Diccionario Oxford da dos ideas importantes al respecto. Define la sostenibilidad como:

«El uso de productos naturales y energía de una manera que no dañe el medio ambiente. La capacidad de continuar o ser continuado durante mucho tiempo».

De manera similar, una definición comúnmente aceptada relacionada con la sostenibilidad es el desarrollo sostenible, promovido por la Comisión Brundtland en 1987, que dice que el desarrollo sostenible es un «desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades».

En consecuencia, debemos tomar medidas que tengan en cuenta la población actual y futura, considerando su crecimiento y bienestar; pero al mismo tiempo, estas acciones deben equilibrar el desarrollo económico, social y ambiental. Para reflejar estas necesidades, en 2015, las Naciones Unidas lanzaron un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que «son el plan para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos».

El Objetivo 11 declara que para 2030, las ciudades deben proporcionar sistemas de transporte sostenibles para todos; mejorar la urbanización inclusiva y sostenible; reducir el impacto ambiental adverso per cápita de las ciudades; proporcionar espacios verdes y públicos seguros, inclusivos y accesibles; respaldar vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre áreas urbanas y rurales, etc.

Además, el Objetivo 13 respalda la idea de tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos, y algunos de sus objetivos son fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los peligros del cambio climático; integrar medidas de cambio climático en las políticas nacionales; promover mecanismos para aumentar la capacidad de una planificación efectiva relacionada con el cambio climático, entre otros.

Como se puede ver, estos son objetivos muy ambiciosos, teniendo en cuenta las actitudes actuales de algunos países para abordar el calentamiento global. En mi opinión, serán alcanzables sólo si todos contribuimos a esta causa, y me gustaría destacar que «nosotros» va más allá de acciones individuales aisladas. Creo que las acciones efectivas están interconectadas en tres niveles: el nivel macro (o gubernamental), el nivel medio (comunidades o ciudades) y el nivel micro (individuos). Por ejemplo, si deseas reciclar, tu ciudad/comunidad puede apoyarte, pero si tu gobierno no tiene una buena política de reciclaje, es posible que tu acción de reciclaje no sea tan efectiva. Esto puede llevarte a pensar que el cambio depende de mi gobierno y que no puedo hacer nada…

Permíteme decirte… ¡no! Nuestras acciones son importantes. Y cada uno de nosotros tiene un enorme poder para influir en políticas, decisiones comunitarias y en otros individuos. En primer lugar, cada uno de nosotros debe ser consciente del cambio climático y de las consecuencias que nuestras acciones tienen en el medio ambiente. Luego, puedes aumentar tu participación política, involucrarte en diferentes redes sociales ¡y votar! Además, puedes ser un excelente agente de cambio en tu comunidad, cualquiera que sea. El compromiso comunitario y el empoderamiento social dan a las personas un sentido de eficacia y fomentan nuevas ideas.

Finalmente, a nivel individual, puedes tomar decisiones sostenibles todos los días, ¡pero también puedes capacitar a otras personas para que las tomen! Algunos ejemplos incluyen la reducción de tu consumo, reutilizar artículos y reciclar. También elige caminar o andar en bicicleta para ir a la universidad y adopta una dieta basada en plantas.
En conclusión, el cambio climático está ocurriendo y necesitamos actuar ahora porque el tiempo se agota. Ser más sostenible es una forma importante de asumir nuestra responsabilidad frente al cambio climático, para así cuidar del planeta y nosotros mismos.

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