Un proceso para estimular la innovación, combinando metodologías propias de la ingeniería y el diseño con ideas de las artes, las ciencias sociales y el mundo de los negocios, es la definición de design thinking o pensamiento de diseño de acuerdo con la Universidad de Stanford, que desarrolló esta herramienta en los años ’70.
El impulso que da esta técnica a la creatividad para la solución de problemas la hace aplicable a los más diversos campos, entre ellos la educación, con nuevas formas de enseñar y de aprender habilidades relevantes para el siglo XXI de manera abierta y colaborativa, con centro en los estudiantes.
Convocados por la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma de Chile, docentes de diversas carreras asistieron a una jornada de perfeccionamiento en Santiago a cargo de Javier Burgos, Chief of Architect for IoT de IBM.
“Es una forma de pensar en la experiencia de las personas”, explicó. “Su aplicación es indistinta si se trata de una institución educativa o de cualquier otro ámbito, porque no se trata de una característica tecnológica sino de apoyo a todos los procesos de manera transversal”.
Añadió que el curso considera distintas fases desde la perspectiva de un desafío, incorporando a todos los actores involucrados para analizar el estado actual y el futuro con una visión 360o.
“Entre ambos estados hay brechas, que luego convertimos en un mínimo producto viable. El objetivo de este taller es encontrar precisamente ese mínimo producto viable que hará que mejore la experiencia de las personas”.
Para el director del Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad Autónoma de Chile, Ezequiel Beneït, el valor del design thinking es que se fundamenta en el pensamiento lógico y el creativo para encontrar soluciones a los problemas actuales.
“La idea es incorporar esta metodología al trabajo académico es aplicarlo para responder a los desafíos de nuestra Universidad, teniendo al estudiante como centro, dando un paso hacia adelante en la innovación”.