Naturalistas

Colecciones de la historia natural de Chile

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Este juego es fruto del proyecto Historia y Naturaleza. Conociendo los museos de historia natural a través del juego (CP22-P200) postulado al Fondo Ciencia Pública 2022 y desarrollado por el Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Chile, junto a la colaboración de Ludoismo, los Museos de Historia Natural de Valparaíso y Concepción, además del Museo Regional de Aysén y CECREA.

Objetivo

A través de la colaboración abordar la historia de los naturalistas que han construido los museos de historia natural del país desde el siglo XIX hasta el presente, considerando su aporte al desarrollo de las ciencias naturales y al crecimiento de los museos.

Que los jóvenes conozcan importantes personajes que contribuyeron de forma significativa al avance de la ciencia, además de conocimiento sobre cómo se descubren, identifican y estudian las especies, permitiendo así comprender la importancia de conocer, conectar y valorar la riqueza de la biodiversidad y el patrimonio natural con el que contamos en nuestro país.

Durante el desarrollo de este juego se comprenden y reconocen las colecciones (áreas curatoriales en las que tradicionalmente se dividen los museos en la actualidad), tanto las pertenecientes a la flora y fauna como a las antropológicas y geológicas.

¡Te invitamos a aprender jugando! Empecemos…

Es una institución científica con colecciones que sirven de referentes del mundo natural, incluyen normalmente registros actuales e históricos de animales, plantas, hongos, ecosistemas, geología, paleontología, climatología y mucho más. La principal función es proporcionar especímenes y muestras, tanto actuales como históricos, para así mejorar la comprensión del mundo.

La mayoría de los museos de Historia Natural que existen actualmente en el mundo son herederos de los antiguos gabinetes de maravillas o curiosidades que se formaron principalmente en Europa durante los siglos XVI y XVII.  Estos eran espacios donde la realeza y las personas adineradas de aquella época acumulaban objetos provenientes de los viajes marítimos, que tenían como objetivo conocer y controlar nuevos territorios.

Desde los lugares más remotos de la tierra, los viajeros europeos fueron trayendo los objetos que se coleccionaron en estos primeros gabinetes, que todavía no tenían un orden ni una clasificación, de hecho, en ellos podían coexistir perfectamente pinturas renacentistas o reliquias de santos junto a huevos de avestruz o artesanías mexicanas. El objetivo era ostentar y maravillar a los pocos afortunados que podían visitar estos verdaderos templos del conocimiento, pensados solo para el disfrute de una selecta élite.

Durante el siglo XVIII, las cosas comenzaron a cambiar y los gabinetes adoptaron criterios científicos: la flora y fauna de sus colecciones fue ordenada de acuerdo con la taxonomía de Carlos Linneo (1707-1778), un importante naturalista sueco creador de la clasificación de los seres vivos. Asimismo, muchos de estos gabinetes pasaron a tener un carácter público, por lo que más personas tuvieron acceso.

Es importante mencionar que no tan solo los europeos coleccionaban objetos, en Hispanoamérica también hubo importantes coleccionistas como Pedro Franco Dávila, un intelectual de Guayaquil que participó en la fundación del Real Gabinete de Madrid, en España, siendo el primer director de esta institución. Entre fines del siglo XVIII y siglo XIX encontramos importantes gabinetes en territorio americano.

En Chile, por ejemplo, el mayor referente para la historia natural en la época fue el abate Juan Ignacio Molina, quien escribió desde el exilio jesuita su Saggio sulla Storia Naturale del Chili, editado en Bolonia en 1782, traducido al castellano en 1788 como Compendio de la Historia Geográfica Natural y Civil del Reyno de Chile (primera parte) y reeditado en 1810.

Tras la consolidación del proceso de independencia, Bernardo O’Higgins, director supremo de la República en 1818, concibió la idea de reunir en un museo muestras de las producciones naturales de Chile y encargó esta misión al militar Juan José Dauxion Lavaysse, sin ningún éxito. Posteriormente, en 1830, el estado comisionó al naturalista francés Claudio Gay (1800-1873) para realizar exploraciones del territorio, en el contexto de la organización del nuevo Estado-nación.

Con los materiales recopilados en sus viajes, Gay escribió su monumental obra, Historia Física y Política de Chile, y organizó un gabinete de historia natural en Santiago. Hasta 1838, Gay estuvo casi exclusivamente centrado en la recolección de objetos naturales, participando también en activas redes de intercambio interoceánico como corresponsal del Museo de Historia Natural de París gracias a su práctica en la búsqueda, acopio y preparación de especímenes.

Fue el naturalista alemán Rodulfo Armando Philippi (1808-1904) quien lo elevó a la categoría de Museo Nacional, asumiendo como su director en 1853, lo que supuso la profesionalización y consolidación de esta institución, que siguió afianzándose en los años posteriores como una de las más importantes del país.

Museo de Historia Natural de Valparaíso

En 1878, el destacado literato, político y diplomático Eduardo de la Barra, fundó el Museo de Historia Natural de Valparaíso, que comenzó a funcionar en las dependencias del Liceo de Hombres (actual Liceo Eduardo de la Barra). En sus inicios, la mayoría de los objetos del museo llegaron gracias a diversas donaciones, entre las que se encontraban piezas de taxidermia de mamíferos, aves, insectos y peces.

El naturalista inglés Edwyn Reed fue su primer director oficial y contribuyó significativamente a la formación del espacio, sin embargo, uno de los naturalistas más relevantes fue Carlos Porter, director del establecimiento entre 1897 y 1911, quien incrementó considerablemente las colecciones. El terremoto de 1906 junto al incendio que afectó al edificio ocasionó una pérdida casi total.

Pese a los intentos por reabrir el museo en Valparaíso para las fiestas del Centenario de 1910, éste recién logró su reapertura en 1914 bajo la dirección de John Juger. Durante los años que siguieron, el Museo de Historia Natural de Valparaíso se volcó a la labor de incrementar sus colecciones y a convertirse en la sólida institución que es hoy en día.

Museo de Historia Natural de Concepción

Fue fundado en 1902 por el naturalista inglés Edwyn Reed, que para aquel entonces era un científico de importante trayectoria. Reed ostentó el cargo de director de la institución hasta su muerte en 1910. Al igual que en el caso de Valparaíso, comenzó a funcionar en las dependencias del Liceo de Hombres de la ciudad (actualmente Liceo Enrique Molina Garmendia), aunque luego experimentó varios cambios de sede hasta llegar a su actual locación en la plaza Acevedo.

El crecimiento del Museo fue posible gracias a los esfuerzos mancomunados de su director, Edwyn Reed, la ayuda del naturalista Gabriel Castillo y la colaboración ciudadana, que posibilitaron la incorporación de diversas especies regionales a las colecciones de la institución. 

Tras la muerte de Reed, se ocupó del Museo el destacado intelectual Carlos Oliver Schneider, quien lo consolidó y amplió las colecciones de paleontología, arqueología, etnografía e historia. Oliver Schneider fue el encargado de renovar y actualizar el museo. En la actualidad, el equipo del Museo de Historia Natural de Concepción ha tomado el testigo de estos fundadores, convirtiendo a la institución en una de las más importantes del sur de Chile con grandes proyecciones futuras.

Hasta el siglo pasado se ignoró la importante contribución que realizaron las mujeres a la historia natural y la formación de los museos en Chile. Consideramos muy importante destacar la labor de tantas mujeres que en su momento fueron invisibilizadas y no suficientemente reconocidas como profesionales.

En este juego, hemos mencionado especialmente a algunas de ellas, como Grete Mostny, la primera mujer directora del Museo Nacional de Historia Natural; Rebeca Acevedo, botánica y conservadora del herbario nacional; María Codoceo, dedicada al estudio de los anfibios en el país; Inés Meza, botánica chilena; Lissete Michels, taxidermista y conservacionista; Zulema Seguel, arqueóloga.

A estas científicas se pueden sumar muchas más como la botánica Mélica Muñoz y la museóloga y taxidermista Marta Cerda. Hoy las nuevas generaciones también se ven representadas por el trabajo taxidérmico de jóvenes como Florencia Grisanti u Olivia Eliash, quienes han mostrado su talento más allá de nuestras fronteras.

Actualmente, las mujeres están siendo reconocidas y visibilizadas por sus importantes logros en diversas disciplinas.

¡Te enseñamos como jugar!

Manual de juego

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Enlaces de interés

A continuación, compartimos algunas referencias bibliográficas para conocer más sobre los museos de historia natural en Chile. La bibliografía seleccionada es de descarga gratuita.

    Coleccionismo, ciencia y antigüedades.

    • Nuevas perspectivas de estudio en torno a los museos y gabinetes (dossier). (2023) Revista de Historiografía, n°38.
    • Más información aquí

    Garrido, Francisco (2018).

    “Estado e infraestructura cultural: contradicciones, desafíos y agencia en la creación de una identidad país a través del Museo Nacional de Historia Natural (siglo XIX)”, en Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, Chile, 67 (1), pp. 1-9.

    Más información aquí

    Sagredo, Rafael (2006).

    “Chile, del orden natural al autoritarismo republicano”, en Revista de Geografía del Norte Grande, 36, Santiago, dic. 2006, pp. 5-30.

    Más información aquí

    Saldivia, Zenobio; Leyton, Patricio; Díaz, Francisco (2019).

    Una Aproximación a las Ciencias de la Tierra en el Chile Decimonónico, Bravo y Allende editores.

    Más información aquí

    Sanhueza, Carlos (2016).

    “Objetos naturales en movimiento. Acerca de la formación de las colecciones del Museo Nacional de Chile (1853-1897)”, en Revista de Humanidades, N° 34, julio-dic. 2016, pp. 143-169.

    Más información aquí

    Serra, Daniela (2019).

    • “Minerales y colección en el reino de Chile. El Gabinete de la Real Academia de San Luis, 1790-1810” en Historia Unisinos, vol. 23, n° 2, pp. 156-166.
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    • Más información aquí

    Valenzuela Matus, Carolina (ed.) (2019).

    Tendencias y perspectivas de la cultura científica en Chile y América Latina. Siglos XIX-XXI, editorial Ril, Santiago.

    Más información aquí 

Proyecto financiado por el programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

 

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